El factor clave para conseguir la optimización en la producción de prefabricados de hormigón es contar con la resistencia inicial requerida en el menor tiempo posible. Cuanto antes se consiga dicha resistencia, antes se podrá soltar el encofrado, extraer la pieza y armar la siguiente.
Estos hormigones se caracterizan por poseer normalmente una consistencia entre 15-22 cm. y baja relación agua/cemento, lo cual se consigue con aditivos superplastificantes.
La cantidad de cemento puede variar dependiendo de la resistencia inicial que se pretenda, mientras que el tipo de cemento empleado en la mayoría de los casos suele ser un tipo I/52.5 R.
Con una climatología de bajas temperaturas y si las resistencias iniciales son exigentes, puede ser necesario el empleo de aditivos aceleradores de fraguado.